!!!MISERICORDIA¡¡¡
Lunes
11 de agosto de 2025.
Texto bíblico:
Mateo 9:12
Al oírlo, Jesús les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino
los que están enfermos. 13 Id, pues, y aprended qué significa: Misericordia
quiero y no sacrificio. Porque yo no he venido para llamar a justos, sino a
pecadores.
Reflexión:
La
indignación de los fariseos claramente indica que ellos creían que Jesús podía
estar aprovechando su tiempo de mejor manera. Podía estar abocado, por ejemplo,
a cualquiera de las múltiples disciplinas que ellos practicaban para cultivar
una vida de mayor devoción a Dios. Podía estar reunido con otros religiosos,
discutiendo diferentes aspectos de la interpretación de la ley. Podía estar… No
quiero seguir pensando en otras ocupaciones alternativas, porque se me ocurren
todas aquellas actividades que tanto nos ocupan como el pueblo de cristo,
siempre destinadas a asegurar el bien para los que ya pertenecemos al pueblo de
Dios. Preferimos que ellos vengan a nuestras reuniones, que asistir nosotros a
las de ellos.
Al percibir Jesús este estilo de vida tan poco comprometido con los demás, señaló: “Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos. Mas id, y aprended lo que significa: “MISERICORDIA QUIERO Y NO SACRIFICIOS”; porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores”.
Al afirmar que los enfermos necesitaban médico volvía a subrayar sus prioridades como siervo del Altísimo. Eran las mismas que compartió en Nazaret. En aquella oportunidad declaró que su unción lo capacitaba para una misión específica: “ministrar a los oprimidos, los enfermos, los quebrantados, los ciegos y los presos.” Por esta razón se encontraba, precisamente, en el lugar que le facilitaba un contacto más natural y cercano con esta clase de personas.
Debemos notar algo más. Cristo exhortó a los fariseos a que intentaran descifrar el significado de una frase del profeta Oseas: “misericordia quiero y no sacrificios”. Es claro que no padecían simplemente un problema de prioridades, sino algo más serio y profundo, una actitud de desprecio hacia los que estaban en pecado. Es por este punto que más tiemblo, pues veo cuán fácil me resulta formar en mi interior la convicción de que a los pecadores en realidad no se les debe favorecer en nada. Veo cuán rápido soy en expresar indignación por su comportamiento, ¡como si no fuera posible que un pecador hiciera alguna otra cosa más que pecar!
La
misericordia es esa postura que me mueve a darle a otro no lo que merece, sino
lo que necesita. Esta actitud es la que asegura la eficacia de nuestros
esfuerzos por llegar a los que están alrededor de nosotros. Si las personas no
perciben que son amadas y valiosas, no escucharán lo que queremos compartir con
ellos. Muchas veces, sin embargo, comunicamos el mensaje de que nuestro interés
por ellos es que se “enganchen” en nuestros programas.
Conclusión:
Cristo
quería llamar a los pecadores al arrepentimiento. Para hacerlo estaba dispuesto
a acercarse a ellos y meterse en su mundo, interesándose en sus actividades y
participando de sus encuentros. La gente se sentía amada, y por esta razón
estaban dispuestos a escucharle. ¡Que Dios, en su bondad, nos revista a
nosotros también de su misericordia, para sentirnos libres de asistir a las
fiestas de los que están perdidos, simplemente porque los amamos!
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