DEJATE GUIAR POR DIOS.
Miércoles,
9 de julio de 2025.
Texto bíblico:
Lucas 2:15-16 Aconteció que, cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo,
los pastores se decían unos a otros: Pasemos ahora mismo hasta Belén y veamos
esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha dado a conocer. 16 fueron de prisa
y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.
Reflexión:
La Gloria que rodeó a los pastores, mientras cuidaban las ovejas durante las vigilias de la noche, impactó profundamente sus vidas. Esto era mucho más que una curiosidad para comentar en el pueblo al otro día. Se apoderó de ellos una urgencia santa que los movilizó a salir en búsqueda del pequeño.
La respuesta de ellos es una de las características de un genuino encuentro con el Señor, experiencia que nunca nos deja igual a como estábamos antes. Son encuentros transformadores, que marcan un “antes” y un “después” en nuestras vidas; volver a casa del mismo modo que llegamos es inconcebible, porque entrar en contacto con Dios es cambiar. Los pastores inmediatamente demostraron que este encuentro tenía profundas connotaciones espirituales para ellos. Sin ser hombres religiosos, sintieron el impulso a poner por obra, sin demora alguna, las instrucciones que habían recibido.
Este es el resultado de un profundo encuentro con Dios: ¡El entusiasmo pasa a ser acción! Él no nos visita para satisfacer una curiosidad, ni se presenta solamente para que nos sintamos a gusto con su Presencia. El Señor siempre está ocupado en los proyectos que atesora en su corazón y su acercamiento a nosotros tiene como intención enrolarnos en ellos. De este modo, cada experiencia con su persona debería movilizarnos a realizar algo que no habíamos considerado antes del encuentro. Por esto, al pedirle que nos hable, debemos estar dispuestos a que Él interrumpa, desvíe o redireccione nuestra vida.
Quisiera señalar, a la vez, que las instrucciones que Él trae siempre están al alcance de la persona que las recibe. Nadie puede argumentar que el Señor pide lo imposible. En ocasiones la implementación de su palabra puede resultar difícil, pero esto no se debe a lo complejo de la tarea que nos encomienda, sino a la resistencia de nuestra carne a dejar que el Espíritu nos guíe. Si Dios nos habla es porque Él ya ha evaluado nuestras condiciones para obedecerle.
Note cuán sencillas eran las instrucciones para los pastores: “Hallaréis a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”. No se les requería profundos conocimientos de la Palabra para poder encontrar al Mesías. Su condición era tan ordinaria y sencilla que aun ellos, sin las herramientas que nosotros consideraríamos indispensables para una misión espiritual, podían muy bien ejecutar las órdenes recibidas.
La
observación debe animar nuestros corazones. Los tesoros más profundos y
preciosos del Reino están al alcance de los que menos recursos tienen. La
sencillez de corazón nos dará amplia entrada a dimensiones, donde los más
sofisticados acabarán enredados y confundidos. Ser como niños, en este ámbito,
¡resulta una verdadera ventaja! Cuando llegaron a Belén, hallaron al niño como
les habían dicho, lo cual reafirmaba en ellos el valor de la obediencia.
Oración:
Señor
hoy te damos las gracias por tu palabra que es vivía y eficaz. Entendemos señor
la importancia de tener encuentros con tigo, es lo que en realidad puede
realizar tu obra en nuestros corazones. Esa convicción profunda que solo tu Santo
Espíritu puede generar en nosotros. Necesitamos estar con tigo todos los días de
nuestras vidas. Pues solo tu haces un hombre nuevo.
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