NO ESTAS SOLO DIOS ESTÁ CONTIGO.
Lunes,
7 de julio de 2025.
TEXTO BIBLICO
Lucas 1:28
Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida!
El Señor es contigo
Reflexión:
El gran proyecto de Dios se ha puesto en marcha y los diferentes participantes comienzan a ocupar sus lugares. Una vez más el ángel Gabriel es enviado por el Señor, esta vez «a una virgen desposada con un hombre que se llamaba José, de los descendientes de David; y el nombre de la virgen era María» (Lucas 1:27).
La aparición del mensajero celestial contiene muchos de los ingredientes observados en la visita a Zacarías. María no había solicitado esa visita, ni encontramos indicios de que pasara días orando para que Dios la usara en algún proyecto eterno. Ella no hacía más que vivir una vida de fidelidad en el lugar que le tocaba. En este momento particular se encontraba ocupada en los preparativos para su boda con José. Observamos, también, que el saludo de Gabriel «¡Salve, muy favorecida!» la perturbó, lo que confirma lo precario que son nuestras condiciones para recibir con un espíritu apacible una visita de lo Alto. Es tan marcado el contraste con lo que vivimos en el día a día, que nuestra reacción inicial se tiñe de pavor.
Es interesante notar que la frase que utiliza el ángel: «Dios está contigo», se pronuncia prácticamente en todas las situaciones donde se produce una revelación de lo Alto. Muchas de estas manifestaciones perturban a quienes las reciben, pues suelen comunicar un mensaje que implica un dramático cambio en la vida de quien la recibe. A Abraham se le ordena dejar la casa de sus padres; a Moisés, volver a Egipto; a Josué, asumir la dirección de la conquista de Canaán; a Gedeón, expulsar a los madianitas; a Ananías, visitar a Saulo; a Pedro, exponerle el evangelio a Cornelio, un gentil. Las instrucciones del Señor, sin embargo, nunca suenan «buenas» a quienes las escuchan. Más bien, infunden temor, y en cada una de esas situaciones el Señor responde: «No temas, yo estaré contigo».
La
verdad es que la mayoría de nosotros preferiríamos algo más palpable que la
promesa del Señor de que Él nos acompañará. Esta es, sin embargo, la única
palabra que necesitamos, y Dios lo sabe. Transitar confiados por los caminos
que el Señor nos indica no depende de lo lógico que resulte escogerlos, sino de
la certeza de que quien los traza los conoce bien. Son tantas las instrucciones
controvertidas que recibiremos de parte del Señor, que nos será imposible
acatar sus pedidos a menos que seamos poseedores de una convicción inamovible
de que «él sabe lo que es bueno para nosotros». Los grandes héroes de la fe son
aquellos que, enfrentados a durísimas circunstancias, no dejaron de confiar en
la bondad del Dios que los dirigía. Por este camino deberá caminar María, como
también cada uno de nosotros.
Oración:
«Haz
crecer en mí esa confianza, Señor, de manera que cuando tú me hables no fije la
vista en el contenido del mensaje, sino en el corazón de quien lo envía». Permite
que me apoye siempre en el hecho de que tu me mas por lo tanto tus anhelos
siempre serán para nuestro bien, aunque en el momento no lo entendamos. Bendice
señor este día y llénanos de tu presencia. En el dulce nombre de tu hijo Jesucristo.
Amen.
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